Quizás os suenen o no, estas tres palabras. Se refieren a estilos literarios dentro de la narrativa. Veámos una a una.
Utopía: quizás la más conocida ya que está incorporada al lenguaje diario y se utiliza para designar algo inalcanzable. Sin embargo, ese no es el único significado.
Se define como plan o sistema ideal de gobierno en el que se concibe una sociedad perfecta y justa, donde todo discurre sin conflictos y en armonía. También como un proyecto, deseo o plan ideal, atrayente y beneficioso, generalmente para la comunidad, que es muy improbable que suceda o que en el momento de su formulación es irrealizable. Fue Tomás Moro el que acuñó por primera vez este término en una obra del mismo título, Utopía.
Distopía: quizás algo menos conocido. Es lo contrario de utopía: un mundo imaginario e indeseable. Se utiliza en el cine y la literatura para llamar la atención sobre posibles futuros dictatoriales. Ejemplos: Fahrenheit 451 (temperatura a la que se queman los libros), un libro y película sobre un futuro opresivo donde no se puede leer determinados libros. O El hombre del Castillo, donde la nazis, junto con sus aliados Italia y Japón ganan la guerra.
Ucronía: aún menos conocida, especula sobre realidades alternativas ficticias, en las cuales los hechos se han desarrollado de diferente forma de como los conocemos. Esa línea histórica se desarrolla a partir de un evento histórico extensamente conocido, significativo o relevante, en el ámbito universal o regional. Ejemplo: mi novela Iberia. Parte de la incorporación de Portugal a los reinos de Felipe II…y llega hasta nuestros días con toda la península unida.