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Camino de las estrellas

Hace ya muchos eones que los humanos levantamos la mirada hacia el cielo sobrecogidos por esa miríada de luces que brillaban en la oscuridad. Fue entonces cuando comenzó el camino que nos llevará a las estrellas como especie.

Hace cuarenta y cinco años se lanzaron dos sondas espaciales, las Voyager I y la II que se pasearon por los planetas más lejanos aportando multitud de información en su camino hacia el cosmos. Hoy, la Voyager I se encuentra a 22 700 millones de kilómetros y la Voyager II a 19 300 millones de kilómetros…y funcionan. Conviene señalar que su fuente de energía es el plutonio, sus sensores funcionan adecudamente y todos los días llaman a casa como unos buenos hijos cuando salen de viaje (la llamada tarda unas ventidos horas en llegar, no se lo tengamos en cuenta).

Los técnicos han apagado sus cámaras para ahorrar energía y que sigan navegando hasta por lo menos 2030. Llevan tres ordenadores con una potencia ¡¡240 000 veces menor que la de un móvil actual!!  Sin duda, son los aparatos fabricados por el homo sapiens que mejor están funcionado.

Cómo esto lo podemos leer en multitud de artículos, revistas y libros, os voy a contar una anécdota, entre otras muchas, que os gustará.

Las dos naves llevan información sobre nuestra especie: unos disco con localización del Sistema Solar, una formula matemática, saludos en cincuenta y cinco idiomas, fotos de gente comiendo helados o una mujer amamantando, cincuenta y cuatro clips de sonido como risas, primeras palabras a un bebé, noventa minutos de música con caciones de diversos países. Y aquí llega la anécdota.

Carl Sagan quería incluir la canción «Here comes the Sun» (Aquí viene el Sol). Los Beatles aceptaron encantados: una canción suya en las estrellas. Pero hete aquí que la compañía discográfica que tenía los derechos, EMI, dijo que no. (quizás pensarían que los alienígenas no pagarían derechos). Fue sustituida por la canción «Johnny B. Good», de Chuck Berry.

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